JEAN D’ORGEIX “EL
AFRICANO BLANCO”
Jean Francois de Thonel, Marqués de d’Orgeix, se nos fue a la edad
de ochenta y cinco años; un carácter, un talento, un aventurero,
simplemente D’Orgeix.
Nacido en 1921 en Cap d’Ail, de una familia terriblemente conocida
de la región de Foix, Jean D’drgeix, ha sido una de las personas más
importantes de la hípica francesa del último siglo. Su personalidad
fuerte y enérgica, unida a una sensibilidad fuera de lo común, han
hecho de este gran jinete referencia absoluta en cuanto a su manera
de entender este deporte en particular y la vida en general. Su
temperamento basado en un mismo equilibrio, le llevó a realizar
sonadas gestas en todos los ámbitos de la vida. En Francia, en las
clásicas conversaciones de caballos, siempre aparecía alguien
diciendo “¿sabéis la última de d’Orgeix?
D’Orgeix Actor
Su padre el cuarto Marqués de d’Orgeix, parece ser que perdió toda
su fortuna en una partida de póquer, por lo que su madre que había
sido actriz en su juventud, decidió dar el paso de llevarse a su
pequeño hijo Jean con ella a París, a retornar a los escenarios. Con
11 años de edad, Jean d’Orgeix, comenzó su carrera como actor, para
llegar a representar la opereta “El albergue del caballo blanco” en
más de 2000 representaciones; un auténtico éxito de público y
crítica. Formado bajo la supervisión escénica de Louis Jouvet, rodó
veintiséis películas con interesantes actuaciones, tales como: El
Capitán (de Pierre Renoir), Napoleón, Dakota 308, La bella Otero,
Los cadetes del Océano.....
En 1933 debutó en “Ame de clown”, para finalizar su carrera como
actor en 1958 con “Serenata en Texas”, alternando su dualidad
jinete-actor en sus mágicos años de competición.
D’Orgeix jinete
Como jinete de competición, d’Orgeix representó un antes y un
después en la equitación gala. Probablemente, junto con su amado y
odiado (por épocas) Pierre d’Oriola, crearon una revolución hípica
colectiva, no solo en Francia, sino en el mundo entero. La misma
sensibilidad que demostró en cada una de las actividades en las que
se interesó, fue su arma inequívoca encima de un caballo. El talento
en estado puro, su equilibrio, su manera de comprender y entender a
nuestro animal favorito, le llevaron a la cima absoluta de la
equitación mundial entre los años cuarenta y cincuenta.
Entre sus numerosísimos éxitos hípicos, ganó los Grandes Premios de
Roma, Ginebra, París, Bruselas, Londres, Dublín, Vichy, Argel (2
veces), Ostende, Biarritz, Deauville,……; Vencedores en Roma (2
veces), Vencedores en Londres, Potencia de Roma y un largo sinfín de
interminables primeros premios internacionales. Con la escuadra gala
ganó las Copas de Naciones de París, Londres, Ostende, Vichy, Roma,
Ginebra, Dublín,….. Un rosario de triunfos en cada pista de concurso
hípico que tuvo el placer de verle practicar “arte” encima de un
caballo.
Compitió en dos Juegos Olímpicos, los de Londres 1948 y los de
Helsinki 1952, obteniendo una medalla de bronce individual en la
capital londinense, siendo el verdadero padre hípico espiritual de
lo que posteriormente se transformaría en jinetes como Michel Robert,
Eric Navet, Gilles Bertran de Balanda, Hubert Bourdy, Frederic
Cottier, Herve Godignon,…. etc. Todos ellos, tal vez sin saberlo,
han sido inoculados con el virus d’Orgeix, o con la fiebre del
equilibrio del Chevalier d’Orgeix.
Durante la celebración de los Juegos Olímpicos de Londres 1948, el
equipo mejicano se colocó en la cima hípica absoluta, dominando la
prueba de equipos y ocupando la primera y la segunda posición a
nivel individual: simplemente el empuje y la calidad de “Paqui”
d’Orgeix, pudieron estar al nivel los reyes mejicanos de Londres.
Sucre de Pomme, una anglo árabe francesa, fue su compañera de éxito
olímpica, para realizar un escalofriante desempate por la medalla de
plata individual, cometiendo un derribo al final del recorrido que
le relegó al tercer lugar en el podio olímpico.
Mi padre, que compitió en multitud de
concursos internacionales con nuestro actor hípico siempre dice que
“Jean d’Orgeix era de esos jinetes de los
que en los desempates podría derribar o no, pero su tiempo siempre
era el mejor”.
D’Orgeix Piloto
Entre los años 1950 y 1960, su pasión se reconvirtió por el camino
de la acrobacia aérea; junto con Marcel Charollais, dominó el mundo
del arte en el aire, llegándose a convertir en Campeón del Mundo de
la especialidad. Con los biplanos, triunfó en el “Lockheed Trophy”,
o lo que es lo mismo, el Nobel de la acrobacia aérea. Sus manos
también eran capaces de dominar en el espacio una máquina de miles
de caballos.
D’Orgeix cazador profesional
En 1958 dicen que descubrió África; la magia del continente africano
hizo mella en la sensibilidad d’Orgeix para establecerse como
cazador profesional en Centroáfrica. Un aristócrata blanco, medalla
de bronce olímpica, actor, piloto, causó una revolución en el mundo
de la caza africana, para conseguir a pulso el apodo del “Africano
Blanco”. Su prestigio en ese mundo diferente adquirió tintes de
leyenda, dejando claro que las manos del artista también sabían
proteger la integridad de los cazadores de todo el mundo que acudían
a safaris en África. En Francia, se magnificaban sus historias, se
hablaba del gran aventurero hípico reconvertido en cazador de élite.
Seis libros de caza fueron escritos por d’Orgeix entre los que
destacan: “Soy un africano blanco”, “Caballero de la aventura” o
“Historias africanas”, todos ellos de gran valor en el mundo del
continente negro.
D’Orgeix Jefe de Equipo francés
En 1972, decidió retomar su ambición por el mundo del caballo, para
tras un periodo absolutamente apartado de la competición de catorce
años, convertirse en jefe de equipo francés para preparar los Juegos
Olímpicos de Montreal 1976. De África trajo recargadas las pilas de
ilusión hípica, además de traer una pantera negra amaestrada que le
acompañaba en sus desplazamientos. ¡Genio y figura!
Su recomposición del equipo francés, fue realizada con la misma
dedicación con la que tradicionalmente se adentraba en todos sus
proyectos. Sus métodos de entrenamiento, la imposición de una férrea
disciplina, el metódico y concienzudo estudio de todos y cada uno
de los componentes de la alta competición, hicieron que crease una
potente escuadra con posibilidades de alzarse con triunfos en
cualquier Copa de Naciones del mundo.
La resultante de tanto talento acumulado, tanto trabajo y tanta
constancia, llevó al equipo francés a alzarse con la medalla de oro
olímpica por equipos. Marcel Rozier con Bayard de Maupas (SF por
Nykio), Hubert Parot con Rivage, Michel Roche con Un Espoir E (SF
por Fort National) y Marc Roguet con la sensacional Belle de Mars (SF
por Enfant Terrible) fueron sus escuderos y compañeros de viaje. A
la postre y de momento, Jean d’Orgeix ha sido el único jefe de
equipo francés que ha conseguido la medalla de oro olímpica por
equipos. En Francia, se valoró y se valorará este hecho, como valor
básico y primordial de las cualidades del aventurero blanco.
D’Orgeix como escritor y comunicador
A lo largo de su dilatada carrera, Chevalier d’Orgeix ha escrito la
friolera de veintiséis libros; la mayoría de ellos dedicados a la
equitación y los ya mencionados, referentes al tema africano. En
todas sus creaciones hípicas literarias, el denominador común es la
estricta relación que tienen en nuestro “arte”, el equilibrio con el
ritmo; toda una teoría o método, el método d’Orgeix que le llevó
tanto de jinete como de entrenador a lograr cotas altísimas de
éxitos.
Su gran alumno y discípulo, fue el jinete francés Christophe Cuyer,
hombre con un talento innato para este deporte aunque con una mente
un tanto especial. El método d’Orgeix hizo mella en su genialidad
para tener resultados tan importantes como dos Copas de Naciones
ganadas en Roma.
Como hombre evolutivo que era, maestro en adaptarse a los tiempos
pero conservando sus esencias eternas, tuvo un esperanzador éxito
como comunicador en sus videos de demostración de su teoría. Son un
verdadero placer de inteligencia aplicada a la equitación, siendo
además de una profundidad en la conversación y en la armonía de la
secuencia. La revista Trofeo Caballo, tuvo a bien tener la
iniciativa de difundirlos entre sus suscriptores, dejando claro su
apuesta personal por el genio-d’Orgeix.
Hace relativamente pocas fechas, la prestigiosa revista hípica
l’Eperon, publicaba un artículo firmado por d’Orgeix, que era un
auténtico canto a la verdad hípica, aplicada a temas relacionados
con el primer equipo francés, la composición de sus integrantes,
……….., un verdadero tratado del saber y el conocimiento aplicado a
un simple artículo.
Entre sus últimas aventuras, viajó 13000 kilómetros en zodiac con su
mujer Natalie y su perro Bobby, desde Marsella hasta el Golfo de
Bengala en la India. ¡Simplemente distinto!
Realmente yo no he tenido noticias en mi vida
de un personaje de este especial calado; su inagotable sensación de
libertad espiritual, hizo de Jean d’Orgeix, un auténtico
AFRICANO BLANCO.
La equitación es una
cosa simple. Es como la cocina, necesitas ciertas dosis de sabor y
de talento (Jean d’Orgeix)
Carolo López-Quesada
No hay comentarios:
Publicar un comentario