viernes, 30 de marzo de 2012

Personajes celebres

JEAN D’ORGEIX  “EL AFRICANO BLANCO”
  Jean Francois de Thonel, Marqués de d’Orgeix, se nos fue a la edad de ochenta y cinco años; un carácter, un talento, un aventurero, simplemente D’Orgeix.
  Nacido en 1921 en Cap d’Ail, de una familia terriblemente conocida de la región de Foix, Jean D’drgeix, ha sido una de las personas más importantes de la hípica francesa del último siglo. Su personalidad fuerte y enérgica, unida a una sensibilidad fuera de lo común, han hecho de este gran jinete referencia absoluta en cuanto a su manera de entender este deporte en particular y la vida en general. Su temperamento basado en un mismo equilibrio, le llevó a realizar sonadas gestas en todos los ámbitos de la vida. En Francia, en las clásicas conversaciones de caballos, siempre aparecía alguien diciendo “¿sabéis la última de d’Orgeix?
  D’Orgeix Actor
  Su padre el cuarto Marqués de d’Orgeix, parece ser que perdió toda su fortuna en una partida de póquer, por lo que su madre que había sido actriz en su juventud, decidió dar el paso de llevarse a su pequeño hijo Jean con ella a París, a retornar a los escenarios. Con 11 años de edad, Jean d’Orgeix, comenzó su carrera como actor, para llegar a representar la opereta “El albergue del caballo blanco” en más de 2000 representaciones; un auténtico éxito de público y crítica. Formado bajo la supervisión escénica de Louis Jouvet, rodó veintiséis películas con interesantes actuaciones, tales como: El Capitán  (de Pierre Renoir), Napoleón, Dakota 308, La bella Otero, Los cadetes del Océano.....
  En 1933 debutó en “Ame de clown”, para finalizar su carrera como actor en 1958 con “Serenata en Texas”, alternando su dualidad jinete-actor en sus mágicos años de competición. 
  D’Orgeix jinete 
  Como jinete de competición, d’Orgeix representó un antes y un después en la equitación gala. Probablemente,  junto con su amado y odiado (por épocas) Pierre d’Oriola, crearon una revolución hípica colectiva, no solo en Francia, sino en el mundo entero. La misma sensibilidad que demostró en cada una de las actividades en las que se interesó, fue su arma inequívoca encima de un caballo. El talento en estado puro, su equilibrio, su manera de comprender y entender a nuestro animal favorito, le llevaron  a la cima absoluta de la equitación mundial entre los años cuarenta y cincuenta.
  Entre sus numerosísimos éxitos hípicos, ganó  los Grandes Premios de Roma, Ginebra, París, Bruselas, Londres, Dublín, Vichy, Argel (2 veces), Ostende, Biarritz, Deauville,……; Vencedores en Roma (2 veces), Vencedores en Londres, Potencia de Roma y un largo sinfín de interminables primeros premios internacionales. Con la escuadra gala ganó las Copas de Naciones de París, Londres, Ostende, Vichy, Roma, Ginebra, Dublín,….. Un rosario de triunfos en cada pista de concurso hípico que tuvo el placer  de verle practicar “arte” encima de un caballo.
  Compitió en dos Juegos Olímpicos, los de Londres 1948 y los de Helsinki 1952, obteniendo una medalla de bronce individual en la capital londinense, siendo el verdadero padre hípico espiritual de lo que posteriormente se transformaría en jinetes como Michel Robert, Eric Navet, Gilles Bertran de Balanda, Hubert Bourdy, Frederic Cottier, Herve Godignon,…. etc. Todos ellos, tal vez sin saberlo, han sido inoculados con el virus d’Orgeix, o  con la fiebre del equilibrio del Chevalier d’Orgeix.
  Durante la celebración de los Juegos Olímpicos de Londres 1948, el equipo mejicano se colocó en la cima hípica absoluta, dominando la prueba de equipos y ocupando la primera y la segunda posición a nivel individual: simplemente el empuje y la calidad de “Paqui” d’Orgeix, pudieron estar al nivel los reyes mejicanos de Londres.
  Sucre de Pomme, una anglo árabe francesa, fue su compañera de éxito olímpica, para realizar un escalofriante desempate por la medalla de plata individual, cometiendo un derribo al final del recorrido que le relegó al tercer lugar en el podio olímpico.
  Mi padre, que compitió en multitud de concursos internacionales con nuestro actor hípico siempre dice que “Jean d’Orgeix  era de esos jinetes de los que en los desempates podría  derribar o no, pero su tiempo siempre era el mejor”.
  D’Orgeix  Piloto 
  Entre los años 1950 y 1960, su pasión se reconvirtió por el camino de la acrobacia aérea; junto con Marcel Charollais, dominó el mundo del arte en el aire, llegándose a convertir en Campeón del Mundo de la especialidad. Con los biplanos, triunfó en el “Lockheed Trophy”, o lo que es lo mismo, el Nobel de la acrobacia aérea. Sus manos también eran capaces de dominar en el espacio una máquina de miles de caballos. 
  D’Orgeix cazador profesional
  En 1958 dicen que descubrió África; la magia del continente africano hizo mella en la sensibilidad d’Orgeix para establecerse como cazador profesional en Centroáfrica. Un aristócrata blanco, medalla de bronce olímpica, actor, piloto, causó una revolución en el mundo de la caza africana, para conseguir a pulso el apodo del “Africano Blanco”. Su prestigio en ese mundo diferente adquirió tintes de leyenda, dejando claro que las manos del artista también sabían proteger la integridad de los cazadores de todo el mundo que acudían a safaris en África. En Francia, se magnificaban sus historias, se hablaba del gran aventurero hípico reconvertido en cazador de élite. Seis libros de caza fueron escritos por d’Orgeix entre los que destacan: “Soy un africano blanco”, “Caballero de la aventura” o “Historias africanas”, todos ellos de gran valor en el mundo del continente negro.
  D’Orgeix Jefe de Equipo francés
  En 1972, decidió retomar su ambición por el mundo del caballo, para tras un periodo absolutamente apartado de la competición de catorce años, convertirse en jefe de equipo francés para preparar los Juegos Olímpicos de Montreal 1976. De África trajo recargadas las pilas de ilusión hípica, además de traer una pantera negra amaestrada que le acompañaba en sus desplazamientos. ¡Genio y figura!
  Su recomposición del equipo francés, fue realizada con la misma dedicación con la que tradicionalmente  se adentraba en todos sus proyectos. Sus métodos de entrenamiento, la imposición de una férrea disciplina, el  metódico y concienzudo estudio de todos y cada uno de los componentes de la alta competición, hicieron que crease una potente escuadra con posibilidades de alzarse con triunfos en cualquier Copa de Naciones del mundo.
  La resultante de tanto talento acumulado, tanto trabajo y tanta constancia, llevó al equipo francés a alzarse con la medalla de oro olímpica por equipos. Marcel Rozier con  Bayard de Maupas (SF por Nykio), Hubert Parot  con Rivage, Michel Roche con Un Espoir E (SF por Fort National) y Marc Roguet con la sensacional Belle de Mars  (SF por Enfant Terrible) fueron sus escuderos y compañeros de viaje. A la postre y de momento, Jean d’Orgeix ha sido el único jefe de equipo francés que ha conseguido la medalla de oro olímpica por equipos. En Francia, se valoró y se valorará este hecho, como valor básico y primordial de las cualidades del aventurero blanco.
  D’Orgeix como escritor y comunicador
  A lo largo de su dilatada carrera, Chevalier d’Orgeix ha escrito la friolera de veintiséis  libros; la mayoría de ellos dedicados a la equitación y los ya mencionados, referentes al tema africano. En todas sus creaciones hípicas literarias, el denominador común es la estricta relación que tienen en nuestro “arte”, el equilibrio con el ritmo; toda una teoría o método, el método d’Orgeix que le llevó tanto de jinete como de entrenador a lograr cotas altísimas de éxitos.
  Su gran alumno y discípulo, fue el jinete francés Christophe Cuyer, hombre con un talento innato para este deporte aunque con una mente un tanto especial. El método d’Orgeix hizo mella en su genialidad para tener resultados tan importantes como dos Copas de Naciones ganadas en Roma.
  Como hombre evolutivo que era, maestro en adaptarse a los tiempos pero conservando sus esencias eternas, tuvo un  esperanzador éxito como comunicador en sus videos de demostración de su teoría. Son un verdadero placer de inteligencia aplicada a la equitación, siendo además de una profundidad en la conversación y en la armonía de la secuencia. La revista Trofeo Caballo, tuvo a bien tener la iniciativa de difundirlos entre sus suscriptores, dejando claro su apuesta personal por el genio-d’Orgeix.
  Hace relativamente pocas fechas, la prestigiosa revista hípica l’Eperon, publicaba un artículo firmado por d’Orgeix, que era un auténtico canto a la verdad hípica, aplicada a temas relacionados con el primer equipo francés, la composición de sus integrantes, ……….., un verdadero tratado del saber y el conocimiento aplicado a un simple artículo.
  Entre sus últimas aventuras, viajó 13000 kilómetros en zodiac con su mujer Natalie y su perro Bobby, desde Marsella hasta el Golfo de Bengala en la India. ¡Simplemente  distinto!
  Realmente yo no he tenido noticias en mi vida de un personaje de este especial calado; su inagotable sensación de libertad espiritual, hizo de Jean d’Orgeix, un auténtico AFRICANO BLANCO.
  La equitación es una cosa simple. Es como la cocina, necesitas ciertas dosis de sabor y de talento (Jean d’Orgeix)
  Carolo López-Quesada

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