domingo, 25 de marzo de 2012

La Albéiteria

Se puede afirmar que en España ha habido tres denominaciones para el médico de animales: veterinario, mariscal o menescal y albeitar. nadie pone en tela de juicio el origen latino de la voz veterinaria, que aparece en la obra del gaditano Columela (s. I) como veterinarius, referida al experto en el tratamiento del ganado. Sin embargo, desde el árabe, entró a formar parte de las lenguas de la penonsila Iberica la voz albeitar (o albeytar) para designar, durante muchos siglos al veterinario. Todavia hoy, en el árabe actual, "al-baitar" es el veterinario y "baitara" la actividad veterinaria. Y este termino se expreso en castellano y portugues, aunque tambien paso al euskera y al catalan. No obstante, en la corona de Aragón, y muy especialmente en Cataluña la incorporación del termino albéitar se realizo mucho más tarde. En la corona de Aragón se hablaba de menescales y mariscales principalmente, aunque en el reino de Valencia tambien se utilizaba albéitar con profusión.
A diferencia de veterinario y albéitar, mariscal o menescal procede del mundo germanico. La voz mariscal es de origen aleman antiguo: "marhskalk", formada por "marh" (caballo) y "skalk" (sirviente). En la Edad Media, el termino se latinizo como "marescallus" o "marescalcus" y aparece en el occitano antiguo, como "marescal". En Francia se llamaba "maréchal-ferrant" al herrador y" maréchal-traitant" al sanador.
En la corona de Castilla, el termino mariscal no tuvo la significación de albéitar; no se asimilo a veterinario hasta la epoca de Felipe V, cuando a los albéitares del Arma de Caballeria se les empezo a llamar "albéitares-mariscales" o simplemente mariscales. Asi, si consultamos el Tesoro (1611) de Sebastian de Covarrubias podemos leer una concisa definición de albéitar. "el que cura a las bestias", pero no encontramos el termino mariscal en su acepción veterinaria, sino como cargo principal en la milicia.
La primitiva veterinaria tiene el caracter cientifico que se aprecia en los tratados medievales a partir del siglo XIII. En efecto en esos años se empiezan a admitir bases de la medicina galénica y se columbran las estrategias de institucionalización (difusión, metodos de acceso a la practica,etc) que ya se habian manifestado en la medicina humana: el Liber Marecalcie del italiano Laurencio Rusio, el Libro de Hechos de los Caballos, de autor anonimo, la Mulomedicina del dominico italiano Teodorico Borgognoni, y el Libre de la Menescalia del valenciano Manuel Dies son buenos ejemplos de practica veterinaria medieval de nivel cientifico.
La albéiteria incluyo el herrado hasta epocas relativamente recientes de manera que los primitivos profesionales eran "maestros herradores" o "ferradores".Poco a poco la primitiva veterinaria fue ampliando sus saberes medicos y, en este sentido hubo algunos albétitares que llegaron a tener un nivel intelectual similar al de otros profesionales liberales y se esforzaron por asimilarse a los medicos practicos, esto es, a los cirujanos que protagonizaron un intenso proceso de institucionalización paralelo al de los primitivos veterinarios. Y de esto es muy cosciente Arredondo: "Albéiteria no se diferencia en la Cirugia, mas que en la Anatomia y en ser racionales o irracionales." Asi la " asistencia meramente empirica de las enfermedades de los equidos fue desplazada por una medicina veterinaria, cuya practica estaba basada en conocimientos cientificos basicos y en una patologia y una terapeutica solidamente estructuradas."
Inicialmente, el sujeto de interes de la Albéiteria se limitaba se limitaba exclusivamente a los equidos ya que, a fin de cuentas, estos animales se utilizaban en el trabajo, en el ejercito, y, en general, eran las bestias al servicio del hombre. Precisamente por ello y porque son animales que tienen un gran valor simbolico y economico para los nobles, es por lo que, frecuentemente, en los tratados de albéiteria se les nombra en los subtitulos; asi en la obra de Francisco de la Reyna podemos leer en la portada: "Asi mismo se veran los colores y facciones para conocer un buen caballo, y una buena mula..."; en el de Lopez Zamora: "...que trata del principio y generación de los caballos, hasta su vejez. Y asi mismo los remedios para curar sus enfermedades, y de las mulas..."; en el texto de Pedro Garcia Conde aparece en la cubierta del libro "Lleva diferentes estampas, donde van delineadas las enfermedades que sobrevienen en el cuerpo, brazos y piernas del caballo..."

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